Sentirse en el paraíso marítimo en nuestra propia casa es bien sencillo si conoces los trucos para convertirla en una acogedora casita playera. Por eso, aprovechando estos calurosos días de verano, hoy vamos a mostraros cómo conseguir un estilo marinero en el hogar.
Por supuesto el azul y el blanco son los colores estrella para dar ese toque fresco del mar. Además de ser el color distintivo del agua, el azul transmite serenidad a la estancia, por lo que es ideal para relajarse. por su parte el blanco es el color de la pureza y la tranquilidad, y los dos colores juntos crean estancias llenas de paz y frescura. Pueden combinarse de mil formas, estar presentes en los pequeños detalles u ocupar grandes espacios como las cortinas, la cama, alfombras o paredes. Una forma típica de combinar ambos colores es a rayas.
Los materiales naturales como la madera son otro de los requisitos indispensables para transmitir la placidez del océano. Madera blanca o natural son perfectas, y la madera pintada como nuestro porcelánico Dion-R Blanco, ideal para pavimento y revestimiento, le confiere un aire rústico y personalizado al espacio difícil de resistir. Para las paredes, nuestro consejo son los modelos Halsa Blanco, Evia Blanco, y Silkyon por su sencillez, acorde con la estancia, y por la pureza que transmiten los tonos blancos. Para una habitación como esta, un mobiliario de madera es perfecto porque consigue potenciar el romanticismo de la estancia, pero además, dejar las vigas de madera al descubierto como en la imagen, le confiere un toque tradicional.
Los ambientes deben disfrutar además de una luz abundante y a ser posible gracias a amplios ventanales. Una iluminación clara y natural es lo que más nos acerca al paraíso mediterráneo.
El toque final lo ponen los complementos decorativos de estilo náutico: timones, barcos, anclas, candelabros, cualquier idea es buena. Pero recuerda que este look marinero no debe estar sobrecargado, ya que entonces la sensación de tranquilidad del mar desaparece. Hay que saber combinar los decorados pero sin pasarse en cantidad. Solo así se consigue una estancia equilibrada y relajante.
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